La viña en Ibias

"En las tierras formadas por los depósitos de las minas romanas en busca del preciado oro y en las laderas de los márgenes del río Ibias, con el impulso de los monjes benedictinos de Corias, se establecieron viñas cuya tradición llega hasta nuestros días.
Vinos que aprovechando el suelo de sustrato pizarroso, con tamiz arenoso y el punto de acidez necesario, combinado con el sol que generoso ilumina en la época estival todo el valle de Ibias, da lugar a este "nuevo oro" en forma de caldos suaves y aromáticos, que no procede de las entrañas de la tierra pero que igualmente recompensa el trabajo esforzado de esta viticultura en montaña".


El origen más probable de los viñedos en Ibias se puede asociar al establecimiento del convento de Corias, allá por el siglo XI. Puede incluso que se deba a la extensión de las órdenes monásticas en el Reino de Asturias, como consecuencia directa de la invasión musulmana a principios del siglo VIII, y hay quien apunta a la época romana. Sea como fuere, el caso es que los viñedos en Ibias forman parte de su idiosincrasia, de su tradición más secular. Esa tarea, casi diaria, está permanentemente en las conversaciones de los ibienses: ¿Xa podache?" ,"¿Vas vendimar?" ,"Este ano si que e bon o viño", etc. Es una labor rural que tiene algún tipo de actividad a lo largo de todo el año, primero en la viña y después en la bodega.

No hay pueblo de Ibias, ya sea de la vertiente del río Ibias o de la del río Navia, que situado por debajo de los 500 m. de altitud no tenga su zona de viñas. Son especialmente renombradas las de Marentes, A Pena del Corvo, Ouría, etc. Vilardecencias es el último pueblo río arriba que tiene relación con el vino.

Las viñas suelen estar plantadas a media ladera, con fuertes pendientes y orientadas al poniente o sur: son de pequeña extensión e imposibles de mecanizar. La formación es generalmente en copa, a diferencia de Cangas, donde abundan las viñas en espaldera, y la distribución de las plantas allá donde se podía, es al tresbolillo. El hecho de que tradicionalmente no se utilizara la espaldera como formación de las plantas de vino, da idea de lo realmente autóctono de la explotación de la viña en Ibias. A ello podemos unir mas variedades de formación como los emparrados y los "galleiros" que, en Asturias, son  utilizados únicamente en este valle.

La variedad mas abundante entre las tintas es la Mencía (el Mencín) y entre las blancas, con menor superficie de cultivo que aquéllas, la más representativa es el Blanco Verdín.

Los terrenos son de origen pizarroso, con pocos finos, lo que los hace muy drenantes, ligeramente ácidos y poca materia orgánica.

Debido a lo abrupto del terreno, la despoblación o envejecimiento, la extensión del viñedo se ha visto mermada drásticamente desde mediados del siglo XX. Hoy es un mero reflejo de lo que fue en tiempos pasados. Sin embargo, en los últimos años, se han realizado plantaciones  interesantes con formación en espaldera, mayor extensión de viña y, sobre todo, mecanizables, con la variedad estrella Blanco Verdín.

En el año 1958 Julio Antonio Fernández Lamuño hizo un informe sobre los concejos de Ibias y Degaña, del que podemos extraer algunas notas sobre la explotación del viñedo cuando en Ibias habitaban 5.650 parroquianos.

Bodega Viña Cuedo
Parallax La viña en Ibias
Bodega Viña Cuedo

"Capital importancia dentro de la economía del concejo ibiense, posee la viña. El vino que produce es consumido dentro del término municipal, pero no constituye artículo de exportación. Pero la atención del viñedo y la industria del vino da vida a un conjunto de actividades que, en el orden agrícola, posee la mas alta importancia.

Esta queda reflejada suficientemente en estas breves cifras: número de cepas existente 410.000; vino que se produce en año normal 200.000 lt.; (la superficie de viña es de 140 ha.)".

Esta cifra tal vez sea un poco elevada; otras fuentes, como Huetz de Lems, calculan para esa fecha sobre 110 ha.

"Las viñas se ven siempre dispuestas en laderas conquistadas al monte , bien abrigadas de los vientos del norte; generalmente muy pendientes, con un suelo cascajoso, de pizarra predominante, con escasa capa de tierra; y siempre en la parte baja de las vaguadas, de suerte que pueblos como Boiro, San Clemente, Calagayoso o Seroiro, y tantos otros, poseen sus viñas muy por debajo del propio pueblo."

Pueden resultar interesantes estas notas económicas sobre la explotación del viñedo según Fernández Lamuño:

"La distancia entre cepa y cepa oscila alrededor de 1,2 a 1,5 m., unas 7.000 plantas por ha.

Para la zona de Cecos-San Antolin-Marentes, la producción media, en un año normal, es de 10.500 Kg de uva que traducido a vino supone 5.250 lt., además de 96 lt. de orujo entre el 30 y el 50 % de riqueza alcohólica.

Como promedio de producción por cepa puede aceptarse el de 4 kg. por planta. Son normales producciones de 160 "feixes" por hectárea, es decir 8.000 kgr. de uva por ha. en las viñas no especiales."

El cálculo económico que aporta Fernández Lamuño, de una viña real en las inmediaciones de San Antolín, dice que con una producción de 9.000 kgr. de uva por ha., se obtienen 4.500 litros de vino a 5 pts/l. y 112 l. de orujo a 20 pts., que hacen un total de 22.240 pts., los gastos que justifica para esa producción ascienden a 11.206 pts, y supone un beneficio de 11.034 pts.

Tiempos pasados, que  nunca volverán, pero que nos dan una idea de la relación de Ibias y sus gentes con la viña.