Este fin de semana hemos realizado el segundo trasiego, que como ya sabéis ayuda a limpiar el vino y a conseguir el color, sabor y aroma característico del blanco verdín.
Previamente hemos realizado una analítica para conocer la graduación alcohólica, la acidez, el nivel de glucosa, el PH y el porcentaje del ácido málico, que son fundamentales en las características organolépticas del vino. Los resultados son muy adecuados y por eso estamos muy contentos e ilusionados de que esta cosecha va a dar un resultado muy bueno.
Haremos unos cinco trasiegos y cinco analíticas antes de dar por finalizado el proceso de vinificación y el embotellado, que será, estimamos, allá por mediados de abril.
El trasiego supone traspasar el vino a un nuevo depósito, también siempre lleno, para eliminar los sedimentos (lías) depositados en el fondo y paredes del antiguo recipiente, en estos meses de “descanso” de los caldos. Cada vez los residuos decantados son menores y cada vez el vino tiene un color más limpio y brillante con esos matices verdes que le dan nombre.
Como siempre en la bodega, es muy importante la limpieza, por supuesto la del depósito receptor, pero también la del usado, al que se le da un buen fregado para dejarlo preparado para el siguiente trasiego. Los depósitos de acero inoxidable han supuesto un avance muy importante para las bodegas, pues su limpieza resulta muchísimo más cómodo, rápido y efectiva en comparación con las antiguas barricas, cubas y tinas de madera, incluso mejora con respecto a depósitos de fábrica de hormigón que hubo y hay en algunas vetustas bodegas o los de poliéster que se utilizaron de forma masiva antes de la llegada del acero inoxidable.
Este fin de semana, el viento sur hizo que subiera la temperatura hasta casi 20 º en Ibias, era muy agradable andar por la calle y aprovechamos para acercarnos a la viña para hacer una inspección más exhaustiva de los daños que provocó la sorprendente nevada de octubre. La impresión inicial parece la correcta, solo se vieron afectadas las parras más próximas al rio donde se han doblado la mayoría de los mástiles que aguantaban las plantas, aunque afortunadamente éstas no sufrieron daño alguno. Habrá que reponerlos esta primavera antes de empezar la temporada.
Finalizada la tarea en la bodega y la inspección en la viña, nada mejor que una visita a nuestro amigo Paco en Pieiga, ya en la vecina Galicia, también en la cuenca alta del Navia. El trayecto de carretera desde San Antolín de Ibias discurre al lado del rio Ibias en su primera parte y permite divisar perfectamente la desembocadura del Ibias en el Navia, ya en la cola del pantano de Grandas de Salime. A medida que nos acercamos a Pieiga, hay magníficas panorámicas del embalse y de las montañas que nos rodean, pletóricas de rotundos verdes y ocres otoñales, conformando una preciosa vista que no puedes dejar de admirar.
La bodega se llama Sidrón y elabora fundamentalmente vino tinto y una pequeña parte de blanco verdín. Producen varios vinos, en función de las variedades de uva que recogen en las diferentes fincas que cultivan, que catamos con mucho gusto.
Entre las variedades tintas, la bodega de Sidrón trabaja con una uva autóctona llamada tinto serodo, propia del alto Navia (también la hay en Ibias) que es la variedad tinta del blanco verdín, que Paco y su hermana están empeñados en recuperar. Una de las fincas más antiguas llamada “La Marcada” y plantada hace casi 80 años, es la protagonista de un nuevo vino tinto que están elaborando con un año en barrica y que tiene un sabor muy intenso y particular que nos encantó. Tiene esta finca una historia también singular, ya que sirvió para asegurar la dote de novia de su dueña en tiempos pasados¡¡¡¡
Muchas gracias Paco, siempre es un placer pasar por tu bodega y disfrutar de tu hospitalidad y de tus vinos.
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Bodega Viña Cuedo
Barrio del Sol, s/n
33810 San Antolín de Ibias
Asturias
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